Aeropuerto de Cuernavaca, un simple “Aeropuerto Avionetero”
Aclaro que el término “avioneta” no debe existir en nuestro argot aeronáutico.
Como siempre, agradezco el interés de la comunidad aeronáutica por leer mis líneas a través de las editoriales de opinión semanales y en especial, la atención que me brindaron en la pasada columna sobre el caso del Aeropuerto de Cuernavaca, titulado: “Aeropuerto de Cuernavaca, un negocio de particulares“.
Déjenme comentarles, mis queridos, lectores que el administrador del Aeropuerto Cuernavaca S.A de C.V., Federico Misael Álvarez Dávila, me dirigió una carta el pasado 29 de septiembre, donde precisa el estado que, según la administración, guarda el aeropuerto.
Como siempre en ánimos del derecho de réplica y la pluralidad de las ideas, dejo dicho escrito al final de la editorial y aclaro varios puntos.
Luego de la contingencia del pasado 19 de septiembre derivado del terremoto con epicentro en Axochiapan, Morelos, varios operadores aéreos tuvieron la intención de arribar al Aeropuerto Mariano Matamoros (CVJ) para llevar ayuda humanitaria a las zonas más afectadas.
Denuncias realizadas a este medio periodístico por varios pilotos procedentes del Aeropuerto de Atizapán, afirmaron que, realizaron llamadas telefónicas directamente a la comandancia de la terminal con la intención de informarles que arribarían procedentes de Atizapán con víveres.
Según los aviadores, Rafael Cuauhtémoc Alarcón Gómez, quien es el actual comandante del aeropuerto, no miró con buenos ojos la procedencia de estos vuelos, dejándolos en la incertidumbre y según ellos, el arribo a la terminal podría tratarse no precisamente de ayuda humanitaria.
Más allá de las denuncias y de los supuestos argumentos del comandante, lo que realmente revela es una interrogante grave en la capacidad de atención para las operaciones simultáneas dentro de la terminal, entendido así, que Alarcón Gómez, conoce perfectamente las limitaciones del aeropuerto que comanda.
Y es que, a pesar de ser Internacional, nuestra investigación arrojó que carece de un Sistema de Gestión de Seguridad (SMS), certificación que desde el 2013 obliga a todos los 197 estados miembros –que hacen parte de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)- a cumplir, en este caso, con el último anexo del convenio de Chicago.
El SMS está dirigido a todo permisionario y concesionario, con el ánimo de incrementar los niveles de seguridad y eficiencia a través de estrategias globales contenidas también en el Plan Mundial de Seguridad de la Aviación.
El SMS tiene el objetivo de identificar peligros, atacarlos y mitigarlos; sin este cumplimiento, mantener una afluencia atípica en las operaciones como aquel 19 de septiembre y días posteriores, supondría una preocupación ante la incapacidad para atender una o varias posibles emergencias, dejando al descubierto una grave violación al Plan Mundial de Seguridad de la Aviación implementado por la OACI.
Además, dados los actuales niveles con los que es operada esta terminal y su infraestructura mal concebida, difícilmente podrían aprobar una auditoria de la OACI, que evalúa los estándares, prácticas recomendadas y procedimientos a través de su Programa Universal de Auditoría de Supervisión a La Seguridad.
¿Por qué las aerolíneas dejaron de operar?
La nociva administración del cacique y Graco Ramírez Garrido Abreu, dejó de apoyar con subvenciones a las aerolíneas desde su entrada a la gubernatura del estado desde el año 2012.
Y es que era precisamente la empresa Aeropuerto de Cuernavaca S.A de C.V., que anteriormente invitaba y apoyaba a las aerolíneas con subvenciones económicas, con el objetivo de encontrara un punto de equilibro en las operaciones de las aerolíneas, además de no dejar desamparadas las conexiones aéreas al estado que es geográficamente estratégico y por demás importante, decisión que afecto en todo sentido a la terminal, sobre todo financieramente hablando.
Ahora son los pocos operadores, como tiendas de refrigerios, escuelas de vuelo, etc., quienes tienen que pagar los “platos rotos”, con tarifas aeroportuarias a capricho y fuera de la realidad por la REAL categoría del aeropuerto, para contrarrestar el cese de operaciones de las aerolíneas y tener mayor capacidad financiera.
Actualmente, las aerolíneas no tienen la más mínima intención de operar en la terminal, el punto de equilibrio en las operaciones no es asequible; así lo demostró –una de tantas- Transportes Aéreos Regionales (TAR), la última en operar en CVJ, y quienes no fueron capaces de llenar sus Embraer 145 con capacidad para 50 pasajeros, a pesar de que las rutas eran interesantes, #MorelosdejodeVOLAR.
Antecedentes
Luego de la inauguración de las operaciones del Aeropuerto Mariano Matamoros –anteriormente un aeródromo- en la entonces administración de Don Lauro Ortega Martínez, en el año de 1988, la terminal comenzó a operar con pocas aerolíneas, algunas oriundas del estado, como AeroMorelos, que operaron durante pocos años, hasta llegar a la extinta Aerolíneas Internacionales –que de internacionales no tenía nada- y que condujo a la “mejor etapa” del aeropuerto con vuelos llenos.
Luego de aerolíneas como: Volaris, Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Viva Aerobus, que volaban hacia y desde el aeropuerto, dejaron de operar por las malas condiciones de pista y falta de servicios a la navegación; sobre todo las operaciones nocturnas o en condiciones IMC que hacían todo un calvario las llegadas y salidas.
Fue hasta el año 2009, cuando comenzó la “reactivación” del aeropuerto que se logró durante la administración panista, de Felipe Calderon, expresidente de México y que le costó al erario $550 millones de pesos.
En 20 de septiembre del 2012, Calderón Hinojosa, inauguró las obras y anunció con bombo y platillo la “Internacionalización” del Aeropuerto Mariano Matamoros.
A través de un discurso mañanero, Calderón, dijo:
“A todos, felicidades por esta obra, que pone a Morelos en el panorama internacional en materia de aviación y que esperemos sea fuente de empleos, de progreso, de arribo de visitantes, de empresarios, de turistas… que Morelos necesita”.
Desafortunadamente, esos deseos nunca se hicieron realidad, y es que como es naturalmente en el quehacer político, las obras de administraciones pasadas y más de otro partido político se dejan a la merced del destino, que, para este caso, fue duro y mezquino.
Falta mucho trabajo por hacer y generar de esta terminal algo significativo, pues después de casi 30 años de operación y sin logros tangibles, deja mucho que desear.