Conoce los motores propfan
La ingeniería siempre ha buscado la manera de hacer más eficientes las creaciones del hombre y de adaptarlas a los requisitos sociales, económicos y ambientales. Desde la década de 1930, se buscaron soluciones para incrementar las capacidades de las aeronaves impulsadas con motores turbohélice y turbojet. Transcurrieron varios años y pruebas hasta que algunos fabricantes de motores idearon una combinación entre el motor turbofán y el turboprop que revolucionaría la propulsión aérea. Este nuevo tipo de motor lleva el nombre “propfan”.
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En aquel entonces, el motor turboprop era muy eficiente pero no permitía que las aeronaves desarrollaran mucha velocidad. Por su parte, el motor turbofán aprovechaba una parte del rendimiento de un turboprop y la rapidez de un turbojet. Sin embargo, su consumo de combustible era demasiado. Esto se agravó al final de la década de 1970 con la crisis del petróleo donde los precios se multiplicaron. La solución que planteaban los fabricantes de motores era la combinación de un turbofán con un turboprop. Esto generaría un ahorro importante en el consumo de combustible y contribuiría al crecimiento de las aerolíneas.
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Fabricantes especializados en motores como United Technologies, Hamilton Standard y General Electric se interesaron en el proyecto. En 1981 General Electric presentó su propfan GE-36, el cual tenía hélices contra rotativas, sus palas se fabricaron con materiales compuestos y podía alcanzar la potencia de los aviones turbofán. Entre 1986 y 1989 se instaló uno en un Boeing 727 y en un McDonnell Douglas MD-80 a modo de prueba. En aquel entonces, General Electric afirmó que era 20% más eficiente en consumo de combustible que un turbofán.
El panorama se veía tan prometedor que Boeing y McDonnell Douglas presentaron propuestas para desarrollar aviones propulsados con el GE-36. Estos prototipos fueron el Boeing 7J7 de 150 plazas que reemplazaría al 727. Y McDonnell Douglas presentó su MD91X, MD92X y MD94X para entrar en servicio a partir de 1991. Ninguna de estas aeronaves salió a la venta.
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¿Qué salió mal?
Una de las más grandes debilidades de este tipo de motor fue el ruido excesivo que comenzaba a ser parte de las regulaciones ambientales de algunos países. Poco tiempo después de su presentación, los precios del petróleo cayeron y las aerolíneas ya no estaban tan interesadas en los ahorros de combustible a pesar de que eran 30% más eficientes que los aviones de la época. También la vibración que causaba podría generar fatiga en la estructura de los aviones y esto llegaría a debilitar la resistencia estructural del fuselaje. Por lo tanto, las aerolíneas dirigieron su atención hacia los nuevos Boeing 737 y Airbus A320.
No todo se perdió, ya que los estudios de aquel entonces permitieron que General Electric desarrollara nuevas creaciones como su potente GE-90 que propulsaría al Boeing 777. Por su parte, los rusos y ucranianos continuaron desarrollando el propfan con el nombre Progress D-27 instalado en el Antonov AN-70.
En la última década algunos fabricantes de motores como SAFRAN se encuentran analizando la puesta en marcha de un motor propfan. Lo presentaron en 2017 utilizando lo más nuevo en tecnología y materiales compuestos para reducir el ruido, las emisiones de CO2 y aumentar aún más su eficiencia. Asimismo, comentaron que este nuevo motor podría impulsar las nuevas aeronaves del futuro.
Foto: Aerofossile2012. Wikimedia Commons.