El AIFA… un día después de la fiesta

El día de ayer, 21 de marzo, se realizó la inauguración oficial del Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA), tal cual lo prometió el jefe del ejecutivo desde el principio, y debía hacerse o tendría que buscarse otro nombre. Ahora, una cosa es que se haya cortado el listón y otra muy distinta que se haya terminado como lo ofreció. Solamente se trataba de dar el banderazo oficial con todo y los vuelos inaugurales exigidos a las aerolíneas para que se viera movimiento.

Las imágenes que han circulado tanto en redes como en sitios de noticias nacionales e internacionales han mostrado tanto lo que el gobierno quería que se viera: un aeropuerto terminado, listo para mover 20 millones de pasajeros anuales con la gente feliz, feliz, feliz por tener un “aeropuerto de primer mundo”. Y por la otra, vialidades sin terminar y sin señalizaciones que hacen el viaje hasta allá mucho más complicado de lo pensado, al grado que el periodista autonombrado como “Lord Molécula”, fiel al gobierno, tardó 3 horas en llegar al evento, y varios pasajeros perdieron sus vuelos por no poder estar a tiempo.

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De pena ajena el lugar lleno de vendedores ambulantes incluyendo comida en el ambulatorio principal, bandas haciendo su escándalo en diversos lugares, locales no rentados acondicionados como comercios abiertos, incluyendo una taquería con anafre y tanque de gas portátil dentro de las salas de espera que seguro dejó en shock a las autoridades de seguridad del resto de los aeropuertos del mundo.

Por si fuera poco, el arquitecto Francisco González Pulido ya se desmarcó de la obra, pues aunque fue contratado para el diseño general y el plan maestro, a la hora de la construcción los encargados se desviaron del original, sobre todo en terminados a pesar de que su proyecto original buscaba ajustarse al presupuesto señalado. Y lo que se construyó finalmente es muy distinto a lo que él presentó en su momento hace 3 años.

Y no solo dentro de las instalaciones, ya comentamos de las vialidades no terminadas para poder llegar, el hotel en donde pretendía quedarse el presidente y que dijeron que todavía no estaba certificado, bueno, para certificarlo primero hay que terminarlo; la pista izquierda todavía no está lista, la plataforma y sus accesos del otro lado del edificio en funcionamiento todavía no está lista (no es que importe mucho porque con 6 vuelos diarios no hace falta) y todos los locales cerrados salvo una tienda miscelánea que abrió sin acabados por ser la única disponible en el lugar. Sí, hay algunos locales que ya se rentaron, pero hasta que haya pasajeros no les costea a los locatarios abrir.

Y eso de los pasajeros es otro gran problema. No es cuestión de obligar a que haya vuelos, sino que estos sean rentables. No importa si el gobierno les va a dar prebendas o si va a pagar los costos con tal de que haya vuelos, si no son rentables por sí mismos eventualmente dejarán de operar porque las empresas no pueden costearlos. Así que dejando de lado el vuelo de Viva Aerobus de Guadalajara que venía lleno de paleros de Morena, encabezados por Dante Delgado y Layda Sansores, que llegaron echando hasta porras en el aterrizaje; la ocupación en el día 1 fue razonable tanto por quienes llegaron al evento o tenían la curiosidad de estar presentes en el primer vuelo. Pero si alguien ya tuvo la curiosidad de ver la ocupación de todos los vuelos para la siguiente semana son realmente patéticos. Andan entre el 3% y el 30% de ocupación en el mejor de los casos, ¿quién va a pagar eso?

El “primer vuelo internacional” que llegó con el recién recibido Airbus A340-600 de Conviasa también fue otro vuelo con paleros, esta vez de parte del gobierno de Maduro (al cabo que se lo cobra al pueblo venezolano) que al final se regresaron con el avión a Caracas. Sí ofrecieron boletos, pero al parecer no vendieron ninguno solo porque el siguiente vuelo es dentro de un mes.

Y hoy que todos ya se fueron y se pretende que comience a operar de manera normal, sigue sin vialidades terminadas, sin señalizaciones, sin transporte, sin servicios para los pasajeros, sin agua en los baños, sin instalaciones terminadas, sin pistas completas, y sobre todo, sin ser una solución real a la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y del espacio aéreo de la Ciudad de México, que supuestamente es lo que iba a ser. Vamos “progresando”…