El Piloto demasiado automático

Algunas encuestas aisladas a pilotos comerciales y estudios revelados por el Ames Research Center de la NASA, aseguran que durante el 90% del vuelo se emplea algún sistema autónomo y el otro restante (10%) intervinieron los pilotos para volar o maniobrar la aeronave, es decir, durante las operaciones de remolque, rodaje, despegue y en algunos casos el aterrizaje.

Hace algunas décadas atrás, el porcentaje era mucho menor, donde la intervención del piloto durante varias fases del vuelo era indispensable debido a la falta de tecnologías y sistemas en los equipos.

Durante ésta continua revolución industrial, hemos sido testigos del mejoramiento y sofisticación de los sistemas autónomos de las aeronaves, donde el trabajo y tareas en cabina se han reducido considerablemente, al tiempo que algunas figuras, como, el ingeniero de vuelo ya ni siquiera son contempladas en las aeronaves actuales.

Esto puede ser derivado de múltiples factores que van desde el “supuesto” incremento de la seguridad operacional, lograr aminorar la fatiga de las tripulaciones con menores tareas en cabina, mayor atención o consciencia situacional y eventualmente rentabilidad para las compañías aéreas.

Los datos estadísticos de los diferentes órganos, dictan que, con el paso del tiempo, los accidentes e incidentes en la aviación han disminuido considerablemente. ¿Será capaz la tecnología de ser un aliado en la seguridad?

Hace algún tiempo tuve la oportunidad de observar y participar en varias sesiones de simulador, donde se realizaban exámenes para ingresar a una aerolínea. La experiencia que viví fue ciertamente desconcertante, ya que como se imaginarán los procedimientos se realizaban sin piloto automático, se volaba completamente manual.

Sin considerar detalles “bochornosos” como no saber abrir una carta Jeppesen –cuando se usaban- o golpearse con todo antes de sentarse en el asiento del piloto, los problemas venían después del despegue.

Ingenuamente consideré que era sencillo, una salida visual, mantener rumbo, gradiente de ascenso, velocidad, etc., y la otra, hacer alguno procedimiento publicado, despegue, 8 millas viraje por la izquierda, esperar cruce de la radial y volar directo a la estación. Eso era todo.

Sin generalizar, la gran mayoría de los pilotos no eran capaces de realizar estas maniobras y es sencillamente mantener un ascenso, velocidad y virar coordinadamente a la izquierda era prácticamente imposible.

Nunca se me olvidará lo que me dijo un piloto de una aerolínea que fue a una de las sesiones, y que con sus más sinceras palabras me dijo:

– ¿Cómo te llamas?

-Roberto. Le conteste, sentado en el asiento del copiloto.

-Robert, tengo 10 años de no volar…

– ¿Cómo? Le pregunté desconcertado.

– Tengo 10 años volando el Airbus.

¿Qué tan conveniente es la tecnología?

Buena. Nos ha ayudado, pero también nos ha perjudicado. La habilidad de ALGUNOS pilotos se ha debilitado debido al exceso de automatización, donde ellos mismos son quienes no se permiten volar manualmente.

Recientemente le pregunté a un piloto de la “vieja guardia” ¿Cuál era su opinión al respecto de la automatización? Si bien él vivió una etapa de transición me pudo asegurar que las habilidades pueden ser comprometidas por el exceso de piloto automático, donde hacer simples maniobras como, por ejemplo, patrones de espera, se vuelven un dolor de cabeza.

“Ya no saben ni cómo sacar mentalmente un patrón… de gota, paralelo o directo, la pantalla te dice como entrarle”.

Los fabricantes han recomendado un cierto número de horas de vuelo al mes en manual, pero es algo que realmente las aerolíneas y los operadores no han sabido medir.

Esto no quiere decir que tenemos una falsa sensación de seguridad, al contrario, se ha mejorado. Pero también debemos de tomar en cuenta que los excesos no dejan nada bueno. Como diría un querido amigo que lleva más de 6 años volando en una aerolínea mexicana:

“Ahora que soy capitán, llegó un momento en que me aburrí”. ¿Qué le debí de haber contestado? ¡Pues vuela más cabrón!