Por qué Delta tampoco se quedará con el avión presidencial TP-01

En su conferencia mañanera del 13 de julio, el presidente López Obrador volvió a tocar el tema del avión presidencial TP-01 “José María Morelos y Pavón”, declaró que se reunió el día anterior con directivos de Aeroméxico y Delta Air Lines, principal socio y accionista de Aeroméxico; celebra que la aerolínea del Caballero Águila pueda salir de la crisis financiera provocada por la pandemia (a lo que su gobierno no ayudó en nada, contrario a lo que ha sido en la mayor parte de los países del mundo) y que aprovechó para ofrecerles el avión presidencial.

Dijo que propuso que Aeroméxico lo administre y que lo ofrezcan para viajes ejecutivos o fiestas, ya que hay personas que organizan, por ejemplo, bodas en diversos lugares del Caribe y podrían viajar todos los invitados.

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Afirmó además que está costando mucho trabajo venderlo porque el TP-01 es un avión muy “lujoso y extravagante” (sic), hecho a la medida y “no de serie” (sic), por lo que cuesta mucho trabajo venderlo. Dijo también que se le da mantenimiento en tierra para que no se deteriore y que es más barato eso que utilizarlo. Afirmó también que en el último viaje que hizo el presidente Peña Nieto a Argentina, nada más de internet se pagaron 7 millones de pesos; pero como acostumbra, no presentó ninguna prueba de su aseveración ni de dónde sacó la cifra, si es que la sacó de alguna parte real.

Nadie pone en duda que haya ofrecido nuevamente el avión sin consciencia de lo que está ofreciendo y a quién. Delta no comprará jamás el avión por la sencilla razón de que no opera el Boeing 787 y por lo tanto no tiene cabida en su flota. Así que, aunque le dijeron que “lo van a pensar”, la verdad es que lo decidieron desde antes de que terminara de ofrecerlo. Y la respuesta será no.

En cuanto a Aeroméxico, que sí opera el tipo de avión, no es adecuado y parece que no puede entenderlo. Un avión hecho como VIP sería exageradamente caro para una aerolínea reconfigurarlo para uso comercial de pasajeros. Para que fuera atractivo casi tendría que ser regalado para utilizar el capital en la reconfiguración. Además, Aeroméxico está optando por el 787-9 cuyos costos y alcance son mejores que la versión -8. Y para complicar más las cosas, el TP-01 es de los primeros aviones fabricados y es más pesado, lo que limita el alcance y/o la carga pagada. Esa fue una de las razones por las que ANA de Japón no lo tomó, pues estaba asignado para ella originalmente. No tiene ese problema siendo un avión VIP, pero para uso comercial es una desventaja.

En cuanto a la propuesta de que Aeroméxico lo “administre”, solamente que se lo entregara para que lo administre y opere, y vayan en conjunto por las utilidades. Porque es increíble que piense que una empresa va a invertir $200 millones de dólares en un avión para tenerlo parado esperando a que alguien organice una boda y se le antoje hacerla con todo y avión rentado. Un avión tiene que estar en operación constantemente para ser rentable. El avión más caro que existe es el que está en tierra porque requiere mantenimiento y no produce nada.

Una herramienta hecha “a la medida”

Es cierto que el TP-01 fue hecho a la medida, no es para vuelos regulares en una aerolínea sino un avión de trabajo para un gobierno como tienen la gran mayoría de los gobiernos del mundo. Es una herramienta de trabajo para la presidencia que él no quiere utilizar y que no saldría más caro; porque el mantenimiento de todas formas se le tiene que dar y a la fuente de la presidencia de los diversos medios de comunicación se les cobraba el transporte aéreo para viajar con el presidente en sus giras, y con eso se cubría al menos en su mayor parte los costos de los vuelos.

Así que el TP-01 seguirá en México hasta que algún gobierno o empresa quiera aprovecharlo como está y, si el precio es adecuado, decida adquirirlo. Y mientras nos seguirá costando a los mexicanos su mantenimiento y su renta; que se tienen que pagar de todas formas, sin lograr nada útil con él.