Premio o garrote para las aerolíneas nacionales para operar en el AIFA

El aprendiz de dictador que vive en “su” Palacio Nacional sigue sin entender, y mucho menos aceptar, que las cosas no son solo como él diga porque él quiere, porque le gusta o porque lo grita. Sepultar el proyecto de Texcoco en favor de su aeropuertito en Santa Lucía (AIFA) nunca fue buena idea por una infinidad de razones, pero él nunca aceptó ninguna, simplemente las cosas se hacen porque él tiene el poder y así lo decidió. Y además ni siquiera se hace responsable de sus decisiones, se escuda en su encuesta “patito” sin respaldo legal de ningún tipo.

Y las consecuencias de su mala decisión se ven ahora, no hay más que un puñado de vuelos y no es por otra razón que porque los pasajeros no quieren salir de ese aeropuerto. No es cuestión de las instalaciones, que si bien no son lo que se necesitaba para reemplazar el AICM, son nuevas y funcionales; si acaso la falta de vialidades y transportación eficiente todavía faltan. Tampoco son las aerolíneas, las empresas ofrecen servicios para la demanda que hay, pero no hay demanda, los vuelos en su gran mayoría salen con bajos factores de ocupación, y así no es rentable.

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Y como no crecen las operaciones al nivel que él quisiera ver en su nuevo capricho aeroportuario, comienzan las amenazas. En un inicio pensó que rápidamente ofrecerían vuelos hacia todas partes para descentralizar el AICM, pero se dio de frente con la realidad. Y ahí están los números de ocupación de los vuelos para darse cuenta de que no hay suficientes pasajeros, salvo los vuelos a Cancún, Tijuana y Monterrey, el resto de las rutas operan con pérdidas. Así que obligar o subsidiar más vuelos no va a solucionar nada, mientras no haya pasajeros dispuestos a pagar para utilizar los vuelos desde el AIFA, no será exitosa su operación.

Así que nuevamente ya sacó a colación que ofrece a las empresas nacionales “premio o garrote”. Es decir, o ponen vuelos en “su” aeropuerto para que se vea movimiento constante, o comenzarán las presiones y sanciones. Y esto se tiene por dos vertientes: permisos de cabotaje para empresas extranjeras y la creación de la nueva “Mexicana de Aviación” para competir desde el AIFA seguramente con apoyo gubernamental.

Rutas domésticas para extranjeros

Sobre abrir los vuelos de cabotaje a extranjeros, a pesar de su obstinación por agregar vuelos, no será sencillo, pues para comenzar la ley mexicana prohíbe tajantemente que operadores extranjeros operen vuelos domésticos, así que habría que modificar la ley y ahí tendría el primer escollo, y no solo por la oposición que habría tanto en otros partidos como en los sectores afectados de la sociedad, sino que tomará tiempo que no le queda en su sexenio. Además, habría que ver reciprocidad en los convenios bilaterales con otros países que no van a aceptar dar permisos de cabotaje a aerolíneas mexicanas.

Pero aún cuando lo hiciera, eso no garantiza el crecimiento de operaciones en el AIFA o en los otros aeropuertos ahora administrados por los militares. De nuevo, todo es por la demanda que existe, no falta de oferta. Si entran muchas aerolíneas extranjeras con tarifas muy bajas para “eliminar” a la competencia, eventualmente se quedarán con los vuelos que hoy operan Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus, pero si no crecen los pasajeros terminarán por retirarse porque así no es negocio. Hoy puede haber interesados en operar, entre otros se habla de que Copa y Avianca quisiera poder ofrecer vuelos del AIFA hacia Cancún o Monterrey como extensión de sus propios vuelos. Pero es no quiere decir que tendrán éxito con ellos.

Nueva Mexicana operada por militares

En cuanto a su otra necedad de abrir una nueva aerolínea operada por los militares, tampoco es una buena idea. El mercado está hoy saturado y no hay espacio para un nuevo competidor que tendría que trabajar fuerte para ganarse una participación en el mercado, cosa que toma esfuerzo, tiempo y mucho dinero. ¿Quién va a aportar ese dinero?

Y, además, los militares no tienen el conocimiento del negocio como para hacer una administración eficiente y efectiva, no se trata de construir algo o de una mera administración, la aviación es un negocio muy complejo que requiere de mucho más que saber volar aviones, gente con muchos años de experiencia en las operaciones y mercados. Así que pensar que porque les da una aerolínea obtendrán grandes recursos para sus pensiones es, por decir lo menos, ingenuo. Lo más probable es que sea todo lo contrario, una aerolínea maneja muchos recursos, sí, pero sus gastos son también muy fuertes y su margen de operación muy pequeño. Cualquier error lleva a pérdidas que pueden ser muy fuertes.

Pero si se insiste en poner a operar a la nueva “Mexicana” y se le va a apoyar (léase subsidios) para que pueda operar, será en detrimento a las operaciones de las otras aerolíneas que no reciben esos subsidios y están tratando de sobrevivir con sus ingresos. En pocas palabras, es una competencia desleal que además tendremos que pagar todos con nuestros impuestos. Y aunque las demás aerolíneas se retiren del AIFA y se quede Mexicana operando sola, no será sinónimo de éxito, los números de pasajeros muestran que tendrá 2 o 3 rutas rentables y el resto no lo será. Aunque no tenga competencia.

Pero con la amenaza de permitir cabotaje a extranjeros y lanzar su nueva aerolínea operada por los militares como un competidor adicional, trata de obligar a que las aerolíneas mexicanas sigan manteniendo las operaciones en su aeropuerto de capricho, no importa cuánto pierdan con ellas. El punto nunca fue ofrecer una verdadera alternativa, sino demostrar que el poder es suyo y puede tomar decisiones por encima de la sociedad, no importa el perjuicio. El poder es suyo y es lo único que le importa.