TSB publica Informe Preliminar del accidente del Bombardier CRJ-900LR en Toronto

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Informe preliminar de la TSB sobre el accidente del Bombardier CRJ-900LR de Endeavor Air en Toronto.

From the Cockpit

El 17 de febrero de 2025, un Bombardier CRJ-900LR, matrícula N932XJ, operado por Endeavor Air bajo la marca Delta Connection, sufrió un accidente durante el aterrizaje en el Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto (CYYZ). La aeronave, procedente de Minneapolis–Saint Paul, transportaba a 76 pasajeros y 4 miembros de la tripulación. Afortunadamente, no se registraron víctimas mortales, aunque 21 personas resultaron heridas, algunas de gravedad.

Causas probables (preliminares)

La Junta de Seguridad en el Transporte de Canadá (TSB) publicó este 20 de marzo del 2025 el Informe Preliminar, de acuerdo con los protocolos establecidos en el Anexo 13 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). El informe describe una secuencia de aterrizaje violenta como causa inmediata del accidente. En los segundos finales de la aproximación, la aeronave experimentó una alta tasa de descenso que activó una alerta de “sink rate” (descenso excesivo) 2.6 segundos antes de tocar tierra. En ese momento la velocidad indicada era de 136 nudos (250 km/h), superior a la habitual, y el avión presentaba una ligera inclinación derecha (7°) debido a vientos cruzados racheados. La combinación de descenso pronunciado y banqueo lateral resultó en un impacto brusco (de 3 gravedades) sobre el tren de aterrizaje derecho, provocando su fractura y colapso.

Como consecuencia, el ala derecha se desprendió del fuselaje, liberando combustible que se incendió inmediatamente. El avión se invirtió y se deslizó invertido por la pista hasta detenerse fuera de ella, sufriendo la pérdida de la sección del empenaje y daños severos en la estructura. En resumen, el aterrizaje forzoso – ocasionado por una tasa de descenso excesiva bajo condiciones de viento adversas – fue identificado como el factor desencadenante del accidente, si bien la TSB aclara que aún es prematuro atribuir causas definitivas en esta etapa.

Hallazgos técnicos relevantes

Desempeño del avión y condiciones meteorológicas: Los datos recuperados del registrador de vuelo (FDR) revelan que la aproximación transcurría con normalidad hasta la etapa final. Aproximadamente 14 segundos antes del aterrizaje, una ráfaga de viento hizo que la primer oficial (piloto al mando) redujera la potencia de los motores, y 4 segundos antes, al descender por debajo de 50 pies de altura, la tasa de descenso aumentó bruscamente de 670 a >1,100 pies/minuto. Esta variación repentina activó la alerta “Sink Rate” del sistema mejorado de alerta de proximidad al terreno (EGPWS).

En esos instantes finales, se registraron vientos cruzados (viento del oeste de unos 28 nudos, rachas de 35, contra una pista orientada al suroeste) que hicieron que el avión estuviera ligeramente ladeado a la derecha al tocar pista. El tren de aterrizaje principal derecho fue el primero en hacer contacto, a una razón de descenso estimada en 1,100 pies/min, y cedió estructuralmente bajo la carga. La pata derecha se plegó hacia la posición retraída al fallar el tirante lateral, lo que causó que la raíz alar se fracturara; el ala derecha se separó del avión, derramando una nube de combustible que se incendió tras el impacto. Los restos indican que el fuselaje continuó deslizándose invertido unos 1,800 pies (550 metros) más allá del umbral de la pista, deteniéndose boca abajo a un lado de otra pista adyacente. Gran parte de la sección de cola quedó atrás, a unos 1,680 pies del umbral, y el ala derecha desprendida fue hallada a unos 215 pies del fuselaje principal.

Factores humanos

La investigación preliminar no evidenció fallos de la tripulación en cuanto a calificaciones o fatiga. La TSB confirmó que ambos pilotos cumplían con los requisitos de experiencia y descanso. El capitán (quien también es instructor de simulador) llevaba en Endeavor Air desde 2007 y acumulaba 3,570 horas de vuelo (764 en el CRJ-900). La primera oficial, empleada desde enero de 2024, contaba con 1,422 horas (419 en este modelo) y era la piloto que volaba en el momento del accidente. Cabe destacar que el capitán apenas había volado 3.5 horas en los 30 días previos (dedicado a instrucción) y la primer oficial 56 horas en el mismo periodo, ambos dentro de los límites de servicio y descanso de la empresa. Esto desmiente cualquier especulación sobre falta de experiencia o cansancio de la tripulación como factor inmediato. La atención ahora se centra en procedimientos y toma de decisiones durante la aproximación final, incluyendo la técnica de aterrizaje ante vientos fuertes y la reacción a la alerta de alta tasa de descenso.

Evacuación y respuesta de emergencia

A pesar de la gravedad del impacto, no hubo víctimas fatales. Los 80 ocupantes (76 pasajeros y 4 tripulantes) sobrevivieron al accidente, aunque 21 personas resultaron lesionadas y fueron hospitalizadas, incluyendo 2 con heridas de consideración (Todas fueron dadas de alta a los pocos días. Debido a que el avión quedó volcado boca abajo, los pasajeros se encontraron colgando invertidos de sus cinturones de seguridad; muchos tuvieron dificultades para liberarse desorientados, y varios sufrieron caídas al desprenderse, ocasionándose contusiones adicionales. El equipaje de mano y otros objetos sueltos cayeron sobre el interior del techo (convertido ahora en “piso”), creando obstáculos durante la evacuación. La tripulación de vuelo descubrió que la puerta de la cabina quedó inutilizable por los daños, por lo que los pilotos escaparon por una escotilla de emergencia situada en el techo de la cabina (que al estar invertido quedó a nivel del suelo).

Tuvieron que arrastrarse hacia afuera con ayuda de un pasajero, ilustrando las dificultades de egresar de un fuselaje invertido. Los procedimientos de emergencia en pista también enfrentaron retos: algunos pasajeros fueron rociados accidentalmente con espuma contra incendios por los equipos de rescate aeroportuario, mientras que otros se empaparon de combustible al evacuar por una salida de emergencia. Un dato preocupante es que, pocos minutos después de completada la evacuación, ocurrió una explosión cerca de la raíz del ala izquierda; la causa de esta deflagración aún está bajo investigación. Los bomberos del aeropuerto lograron controlar el incendio principal rápidamente (llegaron en 5 minutos) y continuaron enfriando los escombros tras la explosión adicional. La coordinación entre los servicios de rescate, paramédicos y el personal de la terminal permitió atender a los heridos y evacuar la zona sin pérdida de vidas.

Impacto en la industria aérea y próximos pasos

Este accidente ha suscitado un intenso examen en la industria aérea, y el informe preliminar de la TSB ya señala áreas críticas de investigación que podrían derivar en mejoras regulatorias u operativas. En cumplimiento del Anexo 13 de OACI, la TSB publicó esta información factual preliminar para transparencia y aprendizaje temprano. Si bien aún no se han emitido conclusiones ni recomendaciones, se han identificado 11 focos de análisis que anticipan posibles cambios en prácticas de seguridad. Entre las áreas bajo escrutinio se incluyen:

Diseño y certificación estructural: Se realizará un examen metalúrgico detallado de la estructura del ala y del tren de aterrizaje, evaluando si cumplieron con las tolerancias de diseño ante un aterrizaje tan duro. Los resultados podrían impulsar revisiones de certificación o boletines de servicio por parte del fabricante, especialmente en el mecanismo de fijación del tren principal y raíz alar (puntos que fallaron).

Técnicas de operación y entrenamiento: La TSB investigará las técnicas de aterrizaje empleadas, incluyendo la gestión de aproximaciones inestables y entrenamiento de pilotos para condiciones adversas. Esto abarca cómo la tripulación respondió a la alerta de alta tasa de descenso y si los procedimientos estándar (p. ej., realizar una motor y al aire) debieron aplicarse. Es posible que, tras el análisis, se refuercen las guías de aproximación estabilizada y manejo de vientos racheados en los manuales de las aerolíneas.

Evacuación y factores humanos: Dado que la aeronave terminó invertida, se evaluarán los procedimientos de evacuación/egreso y el diseño de salidas de emergencia. Aspectos como la dificultad para desabrochar cinturones estando invertido, la estructura de la puerta de cabina (que quedó atascada) y la ubicación/uso de la escotilla superior de escape de los pilotos serán analizados. Este examen podría llevar a mejoras en capacitación de tripulantes de cabina para evacuaciones atípicas (invertidas) y potenciales ajustes en el diseño de cabinas o instrucciones a pasajeros para emergencias poco convencionales.

Coordinación de la respuesta de emergencia: La actuación de los servicios de rescate aeroportuario (bomberos, ARFF) y de los equipos médicos tras el accidente es otra área de atención. Se revisará la coordinación interinstitucional y protocolos de rescate (ej. evitar rociar con espuma a evacuados, manejo de heridos expuestos a combustible), lo que podría derivar en ajustes a los procedimientos de emergencia en aeropuertos y en entrenamiento conjunto con aerolíneas.

La repercusión inmediata del accidente incluyó el cierre temporal de dos pistas principales en Toronto Pearson durante un par de días para las labores investigativas y retiro de los restos. Además, Delta Air Lines (casa matriz de Endeavor Air) ofreció voluntariamente compensaciones de $30,000 USD a cada pasajero afectado, y se interpusieron al menos dos demandas legales en EE.UU. relacionadas con el suceso. Estos eventos están presionando a la aerolínea y al fabricante a colaborar estrechamente con la investigación y, potencialmente, a revisar sus procedimientos internos.

Por su parte, la TSB ha dejado claro que, de encontrarse deficiencias de seguridad urgentes durante el proceso, lo notificará de inmediato a los reguladores y a la industria sin esperar al informe final. Esto significa que podrían emitirse alertas o boletines en el corto plazo (por ejemplo, recomendaciones operativas o inspecciones técnicas) si se detecta algún riesgo que requiera mitigación inmediata.

En términos más amplios, este accidente –aunque afortunadamente sin víctimas mortales– ha impactado a la industria al recordar la importancia de adherirse a los criterios de aproximación estabilizada y al entrenamiento riguroso para condiciones meteorológicas adversas. La información recopilada alimentará futuras mejoras: es probable que surjan recomendaciones orientadas a prevenir aterrizajes con tasas de descenso excesivas, a robustecer la resistencia estructural de aviones regionales ante impactos, y a optimizar la evacuación de aeronaves siniestradas.

From the Cockpit

La TSB continuará la investigación en profundidad (fase de análisis) junto con la NTSB de EE.UU., FAA, el operador y el fabricante, esperando publicar un informe final con análisis causal y recomendaciones de seguridad en el futuro. Mientras tanto, la industria aérea permanece atenta a los hallazgos de este caso para introducir proactivamente mejoras que eviten incidentes similares.

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    By: Roberto Mtz Armendáriz

    Periodista independiente con más de 10 años de experiencia en los medios de comunicación. Ha participado en varios proyectos de casas radiodifusoras como titular de noticieros en FM (Grupo Radiorama) y ha sido Jefe de Información de varios periódicos mexicanos. También, es Piloto Aviador Comercial de Ala Fija y Oficial de Operaciones de Aeronaves.

    Ciudad de México.

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