Una mamá sobrecargo… a toda madre

Fue en 1996 que Alma Bretón ingresó a una de las aerolíneas más importantes de México, quien con orientación y mentoría de su padre, un Piloto y Asesor de equipos MD-80, pudo lograr el sueño que estaba lleno de una gran vocación y talento.

Alma recordaba mientras sonreía… “cuando era niña siempre soñé con ser Sobrecargo”. Ciertamente, la memoria está llena de nostalgia, de recuerdos inolvidables, pero de mucha responsabilidad, ya que prometí cumplirle un sueño a esa niña de 8 años (sí, yo) que algún día tomaríamos ese largo vuelo hacia la aventura.

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Fue en 1997, un año después que firma planta en la aerolínea del “Caballero Águila”. Los inicios fueron como me esperaba; uniformarme, abordar un avión con su aroma característico, preparar todo lo necesario para la seguridad del vuelo y atender al pasajero que, aunque no es una tarea fácil, el amor a la carreara, la preparación y la dedicación lo puede todo.

No podemos negar que viajé, conocí increíbles lugares, me compre algunas cosas por capricho y otras por pretensión y comí en un buen restaurante, pero claro, esto pudiera verse cómo la cereza del pastel que engalana el uniforme. Sin embargo, siempre me inculcaron la gran responsabilidad de ser Sobrecargo o Tripulante de Cabina (TCP), que no solo se centra en vanidades; cumplir con mi sueño requería mucha disciplina, y aquí estoy, a pesar de todo, trabajado fuertemente en mi queda Aeroméxico después de más de 25 años.

Si, cambió un poco… comenta, mientras llevaba la mirada hacia arriba. La llegada de mi hijo a nuestras vidas cambio muchas costumbres, sin embargo la bendición de ser madre no se equipara con cualquier cosa… habrá que ser madre y sobrecargo a la vez.

No es un trabajo convencional, definitivamente, pero esto lo logré gracias a mi amado marido quien fue un apoyo incansable e incondicional para que continuara perpetrando mis sueños. Ambos compartimos una paternidad muy responsable y siempre los tres hemos sido muy unidos, a pesar de que la distancia en ocasiones nos quiere jugar una mala pasada.

La parte más difícil de la crianza positiva es que no siempre puedes estar. Físicamente, claro. Pero eventualmente la presencia de calidad borra las ausencias, y es así que he aprendido a ser madre, vivir mi rol. Las navidades, el día del niño, cumpleaños, algunos se tuvieron que mover de fechas y otros, solo las miré a través de una fotografía.

Recuerdo que de pequeño mi hijo se cuestionaba por qué no estaba en casa; costó trabajo para los dos y es que ciertamente no es fácil lidiar con los sentimientos de dejar a tu hijo cuando se siente mal o que crees que necesita de ti. Sin embargo, se fielmente que el ser humano se acostumbra a muchas circunstancias y él también tuvo que aprender que así es la aviación, que así es el sueño de mamá. Con el amor y la madurez que nos otorga en tiempo… es más fácil de asimilarlo.

No puedo negar que lo más complicado es cuando te hablan y te avisan que se cayó, se siente mal, está enfermo. Upss! ¿Qué hago? ¿Continúo mi vuelo o me regreso? Afortunadamente mi empresa es bastante consciente de esta situación que vivimos todas las mamás y siempre hemos tenido la oportunidad de regresar a casa cuando es necesario.

Hemos librado muchas batallas, pero ahora y en retrospectiva nada del pasado me arrepiente y mientras continúe mi marido y mi hijo apoyándome, cómo así yo lo he hecho con ellos, seguiremos volando, disfrutado de nuestras vidas, anhelando el regreso lleno de abrazo, besos y risas, pero sobre todo, continuaré amando una de las cosas más preciadas en mi vida, ¡volar!

Durante todos estos 25 años de carrera, Alma ha tenido la oportunidad de servir como Sobrecargo en equipos como el: DC-9 MD-80, Boeing 737, 757, 767, 777 y ahora el lujoso y moderno 787 Dreamliner.