Video | Cuando la U.S. Navy aterrizó un C-130 en un portaaviones

Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos tienen una tradición de empujar a su equipo de trabajo a realizar tareas para las que no fueron diseñados y alcanzar el potencial completo del producto. Un ejemplo muy popular de esto es la famosa historia del “Doolittle Raid”, la cual fue la maniobra de ataque de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con la que contestaron a la tragedia de Pearl Harbor y en la que lanzaron bombarderos Mitchell B-25 desde un portaaviones, maniobra para la que definitivamente los bombarderos no estaban diseñados.

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Y durante los años, esta tradición de ocupar equipo en maneras fuera de su especificación no se ha detenido. En tiempos un poco más recientes a los almirantes de la Naval de Estados Unidos (U.S. Navy) se les ocurrió que desde un punto estratégico, sería muy práctico lograr aterrizar un C-130 en un portaaviones. Un C-130 no es ningún B-25, estamos hablando de uno de los aviones de carga militar más grandes en operación. 

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Sin embargo, decididos a lograr su objetivo, comenzaron con los planes. El C-130 no está diseñado para operaciones marítimas, por lo que no cuenta con punto de enganche para la catapulta de despegue, ni gancho arrestor para el aterrizaje. El C-130 debería entonces frenar con sus propios frenos y despegar con su propia potencia únicamente. 

En octubre y noviembre de 1963 un C-130 de los Marines, realizó 29 toques y despegues, 21 aterrizajes completos sin necesidad de cable arrestor y 21 despegues sin asistencia de catapulta del portaaviones USS Forrestal. La distancia de frenado fue de apenas 267 pies y la de despegue con carga máxima fue de 745 pies. Este es el video de esas pruebas que dejan testamento de lo increíble del C-130 y la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas estadounidenses.