Southwest acusada de pedirle a Boeing que mintiera sobre el MAX

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La historia del Boeing 737 MAX acaba de dar un nuevo y sorprendente giro, ya que la aerolínea Southwest Airlines, uno de los principales clientes del avión, fue acusada en una corte de Texas de haberle pedido a Boeing que les mintiera a las autoridades sobre el 737 MAX, incluyendo la instalación del MCAS, para que fuera certificado sin diferencias contra la anterior generación ‘NG’ del Boeing 737.

De acuerdo con una investigación realizada por el periódico Seattle Times, cuando el 737 MAX comenzaba sus vuelos de prueba para la certificación en abril de 2016, Southwest le propuso a Boeing engañar a la FAA. De acuerdo con la demanda, el director de Southwest, Bill Lusk, les pidió a los directivos de Boeing, incluyendo al jefe de pilotos de pruebas del avión, Mark Forkner, le instalaran a un 737 viejo de Southwest un sistema de alertas de control de vuelo que se requería para el MAX, y una vez que este fuera certificado se desactivara. Esto con la idea de que la FAA viera que el sistema no era nuevo para el MAX sino que ya existía, por lo que no conllevaría los costos de capacitación adicionales para el nuevo avión.

De acuerdo con Rick Ludtke, entonces ingeniero de Boeing que desarrolló el nuevo sistema de alertas para el MAX, dijo sobre la propuesta de Southwest que en la empresa solo se rieron de ella. Sin embargo, los documentos citados en la demanda están sellados y no está claro si Boeing realmente siguió la propuesta de Southwest. Pero Mary Schiavo, quien fuera Inspector General del Departamento del Transporte de EE.UU. y asesor para la seguridad de las aerolíneas, indicó que la simple sospecha debería desencadenar una investigación para determinar si hubo falsedad de declaraciones hacia el gobierno, que sería un acto criminal.

Tanto Boeing como Southwest declinaron comentar al respecto de esta nueva demanda, aunque un vocero de la aerolínea comentó que “Southwest disputa vigorosamente la tergiversación de hechos de los demandantes”.

La nueva demanda en la corte de Texas en una del tipo colectivo (class-action) de parte de todos quienes volaron en el 737 MAX de Southwest entre los dos accidentes que lo pusieron en tierra (octubre de 2018 a marzo de 2019), ya que tanto Boeing como Southwest ocultaron los defectos para impulsar la demanda en los viajes, que resultó en que dichos pasajeros pagaron tarifas mayores; y dicen que los pasajeros que llegaron a salvo a sus destinos en los MAX merecen una compensación por haber pagado un sobreprecio en sus boletos.

Pero independientemente de los méritos que pudiera tener el caso de los demandantes, el proceso puso en evidencia detalles del proceso que no se conocían; ya que el proceso cita documentos en los que supuestamente Southwest presiona a Boeing intensamente para asegurarse que los pilotos requirieran solo un mínimo de capacitación adicional para volar el avión. Y no solo capacitación adicional en simulador, querían evitar a toda costa horas de capacitación en salón de clases, insistiendo en que una cláusula del contrato de venta estipulaba una pena de $1 millón de dólares por avión entregado en que no se cumpliera con los estándares establecidos.

Y dado que Southwest es el cliente más influyente en el programa, se cita también una Directiva de Programa de Boeing en que instruye a su área de desarrollo de capacitación y entrenamiento a que colaborara con Southwest sobre el entrenamiento requerido para los pilotos. Mark Forkner, el jefe de pilotos del MAX y quien fuera acusado de mentir a la autoridad acerca de los controles de vuelo del MAX, fue uno de los que trabajaron de cerca con Southwest para lograr el objetivo. Y al final Southwest se salió con la suya y los pilotos del 737 NG podían volar el MAX con tan solo un curso de 3 horas en un iPad.

La demanda dice que Southwest presionó también a Boeing para quitar de los materiales para los pilotos cualquier mención del nuevo software de control de vuelo denominado Maneuvering Characteristics Augmentation System (MCAS) que posteriormente fue el causante de los dos accidentes del MAX; esto incluyó una mención del MCAS en una lista de verificación de procedimientos de emergencia en un manual de pilotos que pidió que se quitara, lo que Boeing hizo.

Luego del accidente del avión de Lion Air, Forkner discutió con ejecutivos de Southwest si el avión debería ser puesto en tierra mientras se investigaba, pero el Director de Operaciones de Southwest, Van de Ven, ordenó que tan solo se siguieran las instrucciones de Boeing en un boletín en que se explicaba a los pilotos cómo atender una emergencia similar, que estaba completamente equivocado, ya que en el segundo accidente con un avión de Ethiopian, los pilotos siguieron al pie de la letra las instrucciones del boletín y terminaron impactándose contra el terreno a muy alta velocidad.

También se acusa a los altos ejecutivos de Southwest de trabajar de cerca con los de Boeing para distraer la atención de los medios y convencerlos de que no había problemas de seguridad con el avión, que incluyó una historia con un “escenario hipotético” de lo que pasó con el vuelo de Lion Air que mostraba un total desconocimiento de los sistemas del avión involucrados.

Ya se verá en el futuro si la demanda en Texas tiene sustento suficiente para traerle algún beneficio a los demandantes, pero las acusaciones deberían desencadenar la investigación sobre si Southwest verdaderamente presionó e influyó en Boeing, siendo su cliente de 737 más importante, para esconder el MCAS y mentirle a las autoridades para lograr la certificación sin la capacitación adicional necesaria para el avión que al final se tuvo que hacer cuando no les quedó más remedio que dar a conocer el MCAS y sus modificaciones para que el avión pudiera volver a volar. Southwest sería la primera aerolínea involucrada en los problemas del MAX que llevaron a los accidentes y que además les acabó costando una fortuna tenerlos en tierra durante casi dos años por esta causa.

Foto: flickr – Tomás Del Coro

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    By: Erick Haw Mayer

    Apasionado de la aviación y la industria automotriz de toda la vida, tiene una Licenciatura en Informática y un Postgrado en Comunicación y R.P. Aunque tiene experiencia en empresas del rubro automotriz y en Mexicana de Aviación, su vida profesional se ha dedicado más al periodismo especializado en todo tipo de medios impresos y electrónicos, incluyendo la revista Avión Revue de Latinoamérica.

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