Aeroméxico 230, el peor desastre aéreo de Chihuahua

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Hace exactamente 41 años, el estado de Chihuahua, en el norte de México, registraba la peor tragedia aérea de toda su historia hasta la fecha; el vuelo 230 de Aeroméxico. Durante la tarde de ese día, el McDonnell Douglas DC-9-32 matrícula XA-DEN bautizado como “Yucatán” rebotó durante el aterrizaje, tocó tierra fuertemente y excursionó de la pista. Como resultado, el fuselaje se rompió y el avión comenzó a arder.

El avión en cuestión (s/n 47621), que había sido entregado a Aeroméxico poco más de siete años antes del accidente, en mayo de 1974, estaba bajo el mando del Capitán Víctor Manuel Ortigosa Mora y su tripulación conformada por el Primer Oficial Enríquez Marines y las tripulantes de cabina de pasajeros (TCP) Sara Ramírez Alemón (jefe de cabina), Norma Astorga Flores, María Antonieta Cortázar Calderón y Mónica Arenal Orozco; a bordo, sesenta pasajeros. 

Luego de un vuelo de aproximadamente 1 hora y 30 minutos desde Monterrey (MTY), el avión inició su descenso y preparación para el aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de Chihuahua General Roberto Fierro Villalobos (CUU); la pista asignada fue la 36R (derecha), que dispone de 2,600 metros de longitud. Según los periódicos de la época, durante la aproximación, la tripulación fue alertada por el control de tránsito aéreo (CTA) de las malas condiciones meteorológicas en el aeródromo, con tormenta y fuertes vientos; sin embargo, por razones desconocidas, decidió proceder con el aterrizaje. 

Durante el toque en tierra, a las 16:28LT (GMT-6), el avión fue posiblemente afectado por una corriente descendente y fuertes vientos cruzados, rebotó sobre la pista e inmediatamente, desalineado del eje, tocó tierra nuevamente, fuertemente, excursionó de pista, pasó por una zanja al borde derecho y volcó; el fuselaje se rompió y el Douglas estalló en llamas. Los equipos de emergencia fueron desplegados rápidamente al lugar para combatir el fuego y ayudar a los heridos.

Lamentablemente, fallecieron 28 pasajeros y dos tripulantes; la mayoría, según la investigación, debido al fuego y al humo, ya que quedaron atrapados entre los restos del DC-9-32. Los investigadores concluyeron que el accidente se debió a un error humano ya que, aunque había sido advertido por la torre de control del aeródromo de las malas condiciones meteorológicas, con ráfagas de viento de hasta unos impresionantes 54 nudos, el Capitán decidió continuar con la aproximación y que, debido a la corriente descendente y los vientos cruzados, resultó en una pérdida de control durante la maniobra de rotación (flare) del aterrizaje, haciendo el avión rebotar y excursionar de la pista. 

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    By: Erick Cerqueira

    Amante de la aviación desde el nacimiento, trillando caminos hacia vuelos más altos.

    Bachillerato en Relaciones Internacionales por la Federal University of Sergipe (UFS).

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