Así fue el primer vuelo del correo aéreo en México
México ocupa el lugar número 17 entre los países que realizaron un Primer Correo Aéreo, el 6 de julio de 1917. El primero de manera oficial en el mundo fue realizado en la India el 18 de febrero de 1911 por el piloto francés Henri Pequet en un avión biplano Humber, voló cinco millas, del campo de polo de Allahabad cruzando el rio Yamuna y aterrizó en Naini. El vuelo fue uno más de los que estaba realizando Pequet para la “United Provinces Exhibition in Allahabad”. Este evento marcó igualmente la primera vez que un avión volaba en la India.
En México para fines de 1916; se continuaban los difíciles y considerables esfuerzos de los miembros de la Aviación Militar Mexicana para continuar con las construcciones de aviones y afianzar definitivamente la Escuela Militar de Aviación y los TNCA (Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas). La etapa de consolidación, estaba aún en su fase inicial y se encontraban todos adaptándose penosamente a las precarias instalaciones y equipo que apenas se tenía.
El Coronel Director de la Escuela, Alberto Salinas, se encontraba muy ocupado planeando, dirigiendo y buscando la forma de promocionar más ampliamente a la Aviación. Para enero de 1917 se había contado con hasta once aviones de distintas características con los que se trabajaba arduamente y con gran entusiasmo; los planes de construcciones en serie, estaban en pleno apogeo y los primeros biplanos de la Serie A estaban ya muy adelantados mientras que se hacían grandes esfuerzos para mantener en servicio los pocos motores y aviones disponibles.
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Con relación a los motores, desde marzo de 1916, ya se habían empezado los trabajos de modelado, sin embargo, la fundición tendría que esperar, pues la maquinaria y equipo necesarios no serían recibidos sino hasta fines de ese año y por lo tanto, se trabajaba con los pocos motores extranjeros que se tenía.
El Coronel Salinas sabía que para darle más impulso a su obra, necesitaba de motores más potentes y confiables que le dieran la garantía de realizar vuelos de larga duración, en este contexto de escasez de recursos, la compra legal de material en los USA resultaba más que imposible, ya que las relaciones diplomáticas con el gobierno constitucionalista seguían muy tensas y la Primera Guerra Mundial en Europa consumía la mayor parte de recursos norteamericanos: Bien haya sido por la negativa de vender material bélico al gobierno Carrancista o la supuesta escasez, Salinas tomó la determinación de ir a Europa junto al entonces director de los TNCA, Francesco Santarini, en un viaje de compras, que resultó muy fructífero.
Salinas y Santarini hicieron contacto con la fábrica de motores Hispano-Suiza de Barcelona, España y fue así que varios de ellos llegaron a México; incluso se habló brevemente de construirlos localmente bajo licencia.
Tal como quedó asentado de la llegada de los dos primeros motores en una nota de la revista de Aviación “Tohtli” de diciembre de 1916:
“Acaban de recibirse en la escuela dos motores Hispano-Suiza, procedentes de Barcelona: Este es el tipo de motor que ha dado mejores resultados a los pilotos aliados en Europa y pronto serán montados en nuestros nuevos aparatos, que se pondrán a disposición de los pilotos de la Escuela. En nuestro número anterior dimos la descripción exacta de dichos motores, los que con las hélices “Anáhuac” formarán la base de nuestros aparatos de bombardeo y de combate”.