La Pasión por la Aviación Resumida en una Colección
Nunca imaginó que su pasión por la aviación comenzaría a los tres años, cuando tuvo contacto por primera vez con un avión. Desde entonces, dedicó todo su esfuerzo para formarse como piloto y reseñar cada uno de los hitos de la aeronáutica mundial.
Proveniente de una familia originaria de Manzanares, Caldas, el capitán Carlos Alberto Jaramillo Vásquez, un antioqueño soñador y amante de las alturas, es uno de los pilotos más queridos y reconocidos en el gremio debido a su apasionante historia e importante participación en la fundación de Aero República en 1993.
Todo empezó en el momento que trasladaron a su padre (ex trabajador de la compañía Ferrocarriles Nacionales de Colombia) a una estación ubicada en Fontibón, Bogotá. Esta localidad tiene la particularidad que se encuentra muy cerca al aeropuerto El Dorado, por lo que Jaramillo inició recordando aquel primer encuentro con su gran pasión.
Tuvimos la oportunidad de presenciar la inauguración del aeropuerto en 1959. Yo tenía tan sólo tres años de edad y desde que vi la magnitud de aquella obra empecé a sentir una fascinación inmensa por la aviación. En el momento que vi el primer avión determiné cuál iba a ser el rumbo de mi vida”, expresó.
En su adolescencia empezó a producir maquetas de aviones y a estudiar sobre temas aeronáuticos, desarrollando un especial interés por la física. De igual manera, inició un proyecto en el que recortaba y recopilaba de la prensa todos los artículos noticiosos asociados a la aviación. A sus 16 años culminó el bachillerato y fue cuando decidió buscar los recursos económicos para poder estudiar la carrera de piloto. Lamentablemente, transitó por diversos escenarios sin éxito hasta que logró establecerse por tres años en San José, Costa Rica como mesero de un restaurante.
En esta etapa pude estudiar inglés y logré hacer un curso de aeronáutica por correspondencia. El dinero que me sobraba lo enviaba a Colombia y, si mi familia no lo necesitaba, me lo guardaba para mis futuros estudios”, narró.
Al retornar a Colombia, pudo retomar su sueño y fue el 11 de febrero de 1978 cuando finalmente logró graduarse como piloto. Desde entonces, voló ininterrumpidamente por 42 años hasta el 12 de diciembre de 2019 cuando realizó su último vuelo con Copa Airlines.
Una colección con mérito Desde muy joven, Jaramillo recopiló artículos sobre la aviación tanto de la prensa nacional como internacional. En todo el tiempo que se desempeñó profesionalmente no abandonó su pasión por guardar los recortes de la industria e incorporar nueva información a su archivo personal. Hasta el 2019, su colección bautizada como “Noticias Aeronáuticas” se componía de 52 tomos, cada uno de 70 centímetros de largo por 40 centímetros de ancho. Además, diseñó y desarrolló un mueble con las características necesarias para almacenar los libros y para que puedan ser manipulados con mayor facilidad.
Esta hemeroteca contiene un importante valor sentimental por sus años de elaboración y dedicación que hasta la actualidad hace parte de la rutina diaria del capitán Jaramillo. Sin embargo, surgió un nexo más fuerte al verse reflejado en uno de los accidentes reseñado por la prensa:
“Lo único que me repetía era que no quería ser protagonista de mis archivos y lamentablemente no se cumplió. Tuve una emergencia el 25 de diciembre de 1981, en donde tuve que arborizar en un cerro de 8.520 pies de altura. Estuve con el copiloto gravemente herido por tres días hasta que pudimos salir por nuestros propios medios. En ese momento no había el despliegue mediático ni la tecnología de hoy, sin embargo, lograron salir algunas notas en varios periódicos”, expresó.
El capitán Jaramillo enfatizó que esta colección no será donada ni puesta en exhibición por ahora ya que forma parte de sus pertenencias más añoradas. “A medida que más gente se entera de su existencia se ha convertido en una responsabilidad social de compartirla y difundirla. Por esta razón, he sido invitado a donarla al Museo del Aire de la Fuerza Aérea Colombiana o al Centro de Estudios Aeronáuticos de la Aerocivil, pero aún no he tomado ninguna decisión”.
Con respecto a la posibilidad de digitalizarla expresó que no está dentro de sus planes hacerlo ya que “no es reemplazable la emoción de recolectar la información mundial”. Luego de su retiro, el capitán Jaramillo se ha dedicado a su vida familiar conformada por su esposa y cuatro hijos. Sin embargo, recuerda con nostalgia su trayectoria como piloto y no descarta la posibilidad de poder trabajar como instructor, a propósito de su gusto por el área académica.