¿Por qué es tan peligrosa la Ceniza Volcánica para la aviación?

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Las operaciones aéreas se ven expuestas a diferentes peligros durante su operación. Por esta razón, deben brindarse procedimientos que garanticen la seguridad en todo momento. En ocasiones, algunos de esos peligros son invisibles o incluso indetectables. Tal es el caso de la ceniza volcánica. Ésta ha generado diversos contratiempos y algunos incidentes como sucedió a los Boeing 747 (British Airways en 1982 y KLM en 1989), donde sus cuatro motores fueron apagados simultáneamente durante el vuelo. Desde entonces, se han dictado procedimientos para mitigar el riesgo que representa sobrevolar el espacio aéreo cercano a un volcán activo.

Volcán haciendo erupción. Foto: Wikimedia Commons.

Durante una erupción volcánica, grandes cantidades de material pueden salir expulsados hacia la atmósfera alcanzando gran altitud y representando un peligro para la aviación. Estas partículas son indetectables para los radares meteorológicos debido a su tamaño y a que la mayoría de estos radares se concentran en la detección partículas de agua.

Lo que a simple vista pareciera una nube, podría esconder un serio peligro en su composición. La ceniza volcánica está compuesta por partículas semejantes al vidrio. A pesar de su diminuto tamaño, son partículas afiladas y duras, lo que les da un poder de abrasión impresionante. Debido a su composición química, se funden a una temperatura menor a la temperatura interna de los motores. Esto la convierte fácilmente en líquido al encontrarse dentro de las cámaras de combustión.

  • ¿Cómo se detecta?

La presencia de partículas suspendidas en la atmósfera (calima), como polvo, arena y ceniza volcánica pueden detectarse a simple vista dependiendo de su concentración. Por lo que antes de un vuelo debe observarse si hay presencia de nubes o calima que puedan contener ceniza en su interior.

Durante un vuelo, es posible detectar que una aeronave ha entrado a una nube de ceniza volcánica cuando existe alguno de los siguientes eventos:

  • La tripulación o los pasajeros perciben un olor a humo o azufre
  • Calima interior. Debido al tamaño de las partículas de ceniza, es posible que atraviese los filtros de aire del avión, introduciendo partículas que nublan la vista dentro de la cabina. O bien, puede acumularse “polvo” en las superficies.
  • Parámetros del motor variables. Pueden producirse explosiones, cambios en la temperatura interna del motor y/o extinción de llama.
  • Velocidad aerodinámica variable. Las partículas de ceniza pueden llegar a bloquear los instrumentos de medición de presión (como el tubo Pitot o los puertos de estática). Por lo tanto, la lectura será incorrecta.
  • Descarga de energía estática. Puede ocurrir un fenómeno similar al “fuego de San Telmo” donde algunas chispas azules parecen elevarse por fuera del parabrisas o puede aparecer un resplandor en las superficies frontales de la aeronave.
  • Posible falla de los sistemas de presurización y aire acondicionado debido a la acumulación de ceniza en los filtros y conductos. Después de un encuentro con ceniza volcánica debe realizarse una revisión exhaustiva de estos sistemas.

Cualquiera de estos indicadores debe ser motivo de alerta para la tripulación de un posible encuentro con ceniza volcánica donde se deberán tomar las medidas apropiadas para preservar la seguridad del vuelo. En la actualidad existen monitoreos constantes a los volcanes activos y softwares de modelado que predicen la dispersión de cenizas según el viento predominante. Estos modelos y pronósticos se publican con el fin de llevar a cabo una planeación de vuelo segura. Toda esta información debe fluir de manera efectiva entre los servicios a la navegación aérea, los servicios de información aeronáutica, los proveedores de servicios meteorológicos, las autoridades aeronáuticas y los operadores de aeronaves.

El comportamiento de un volcán es impredecible. Por lo tanto, debe reducirse el riesgo de un encuentro con ceniza volcánica mediante la planeación y recopilación de información existente. Para esto, entre otro tipo de notificaciones, se emplea el ASHTAM.

Aeropuerto Internacional de Quito el 3 de noviembre de 2002, después de la erupción del Volcán Reventador. Foto: Hugo Yepes.

  • ASHTAM

Además de reportarse en el METAR, en el SIGMET y en los NOTAM’s, también existe un reporte específico para la ceniza volcánica llamado ASHTAM. Este reporte indica la situación actual de un volcán cuando tiene actividad inusual y que puede afectar las operaciones aéreas. Expresa el nivel de alerta, presencia de cenizas, extensión del movimiento, rutas aéreas y niveles de vuelo afectados. Tiene una vigencia de 24hrs.

La ceniza volcánica representa un riesgo importante para las operaciones aéreas. Lo mejor es evitarlo por completo. Planificar correctamente un vuelo con toda la información disponible es la mejor manera de preservar nuestra seguridad.

Foto: Volcán Agustín en Alaska por Crateau Edward. Wikimedia Commons

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    By: Roberto Mtz Armendáriz

    Periodista independiente con más de 10 años de experiencia en los medios de comunicación. Ha participado en varios proyectos de casas radiodifusoras como titular de noticieros en FM (Grupo Radiorama) y ha sido Jefe de Información de varios periódicos mexicanos. También, es Piloto Aviador Privado y Oficial de Operaciones de Aeronaves.

    Ciudad de México.

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