Piloto de 104 años y que participó en la Segunda Guerra vuelve a volar

En una historia que merece ser recordada para la posteridad, Ronald David Scott, un piloto argentino retirado, que participó en la Segunda Guerra Mundial, a sus 104 años de edad voló en un jet privado por la delta del Paraná con Carlos Selles, el último piloto activo veterano de la Guerra de las Malvinas.

Scott sigue siendo un apasionado de la aviación y tiene una memoria prodigiosa, por lo que sigue contando sus historias no solo de la Segunda Guerra Mundial sino en general de sus vuelos. Luchó con los Aliados de manera voluntaria con la Marina Inglesa en diversas misiones durante la guerra, principalmente protegiendo a los bombarderos B1 y luego como instructor de pilotos nuevos. Después regresó a Argentina en donde ingresó a Aeroposta Argentina, una de las empresas que al fusionarse dieron origen a Aerolíneas Argentinas, en donde trabajó hasta 1978 que cumplió 60 años y tuvo que retirarse.

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Por su parte, Carlos Selles de 69 años es el único piloto activo entre los veteranos de la Guerra de las Malvinas. Hace 40 años era piloto de los Mirage de la Fuerza Aérea Argentina y le tocó participar en misiones de cobertura y combate contra los Harrier de la Marina británica, desde las bases de Comodoro Rivadavia y Río Gallegos. Hoy es piloto privado.

Scott fue nombrado miembro honorario de la Asociación de Pilotos de Caza Argentinos y fue invitado a almorzar recientemente. En las reuniones se juntan pilotos jubilados que comparten sus historias. Fue en esa reunión que Selles lo invitó a dar una vuelta en el avión. La invitación de hecho la planearon desde antes de la pandemia, pero por esta se tuvo que posponer. Scott nunca había volado en un Learjet 45, y aunque se sentó cómodamente en la cabina de pasajeros, después se levantó y fue a la cabina a mirar y preguntar.

Algo que lo sorprendió mucho es que no sabía que el piloto automático controla el avión a mayor parte del tiempo ahora, por lo que preguntó quién estaba volando en ese momento porque ambos tenían las manos libres, por lo que le explicaron que se programa y el avión controla casi todo excepto en el despegue y aterrizaje.

Scott es admirado en la Asociación no solo por su participación en la Segunda Guerra sino por su actitud ante la vida a sus 104 años, pues se mantiene activo, va al Club Atlético San Isidro regularmente desde hace décadas. Su fortaleza, claridad de pensamiento y memoria se mantienen en un estado que envidiarían muchos jóvenes. A decir de él mismo, disfrutó el vuelo como hace mucho no disfrutaba algo, ya que tenía muchos años de no volar y no conocía los equipos más modernos.

Fotos: La Nacion