Lo que queda del Paris Air Show
En el mundo tan cambiado que experimentamos, los shows aéreos ya no presentan tanta expectativa como en la década pasada.
Antiguamente, los medios especializados en aviación y financieros esperaban atentos los anuncios de los fabricantes y por ponerlo en términos enológicos, el maridaje entre las aerolíneas y fabricantes con la intención de compra de decenas o centenas de aeronaves y así decretar “ganador” a tal o cual fabricante.
En esta edición del Show de París, las cosas cambiaron puntualmente.
Y es que las aerolíneas ya no esperan llegar a estos eventos para anunciar la intención o firma de compra de aeronaves; esta nueva manera de la industria, esclavizada a dar resultados inmediatos a los stockholders, modificó la manera en cómo los eventos aeronáuticos se desarrollan.
Ya no es la aviación comercial quien reina en los eventos, ustedes como buenos observadores, se dieron cuenta que la industria aeroespacial tomó el liderazgo en las notas relacionadas al PAS, así como también la neo industria de los UAV´s y en menor proporción la industria militar.
Y no es que haya un desencanto hacia estos eventos, sino que ahora, se ha convertido en una mera exhibición fastuosa de “lo mejor de lo mejor” que tiene cada fabricante para el deleite de quienes gustamos de la aviación, pero he ahí el riesgo.
Debido a que la firma y cierre de negocios no espera llegar a los eventos, es posible que los expositores vayan reduciendo su presencia paulatinamente y ver disminuido el número de aeronaves estáticas en exposición, así como en vuelo.
La realidad virtual y tecnologías paralelas podrían ir relegando la exposición física de las aeronaves, a medida que se encarece el costo de producción de los eventos y no hay ya una razón para hacer anuncios espectaculares durante los días de la exposición.
Tal vez, en la siguiente década, cada fabricante decidirá hacer su propia exhibición e invitar a otros para participar modestamente y entonces sí, hacer un anuncio de la compra/venta de decenas de nuevas aeronaves a tal o cual aerolínea, empresa la cual, tendría que invertir en la producción del evento, porque, para los ávidos apetitos de los inversionistas, realizar una exposición que ya no reditúa en dinero, no es negocio.