Aeromaya, La Aerolínea que puso en alto a Yucatán

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Fernando Barbachano Ponce, como parte de la familia propietaria de los Hoteles Mayaland, cercanos a las zonas arqueológicas de Chichen Itzá y Uxmal, así como la agencia Barbachano Travel Services, ofrecía un servicio aéreo entre Isla Mujeres y Cozumel con su empresa Aerotaxis en 1963. Dos años después creó Aerosafari, también con sede en Isla Mujeres y ambas empresas fueron los cimientos de la que posteriormente fue Aeromaya, pues contando con infraestructura, flota de aviones, conocimientos del negocio y operación, logró incluso desplazar a Mexicana de Aviación en la zona.

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Pero fue en noviembre de 1966 que tomó vuelo por primera vez como Aeromaya, una empresa de capital completamente yucateco que pudo posicionarse rápidamente en el mercado con aviones cada vez más grandes y sofisticados. Comenzó con Douglas DC-3 pero después fueron los Hawker Siddeley HS 748 con motores turbohélice. Su modelo de negocio fue ofrecer tarifas muy accesibles con salidas frecuentes, así como promover las zonas arqueológicas de Yucatán, todavía no muy conocidas, así como sus playas paradisiacas en diversos lugares del extranjero, incluyendo Europa.

Cuando estaba a unos días de su primer vuelo en su ruta inaugural Mérida-Tuxpan-Ciudad de México, la demanda era tan alta que duplicaron las frecuencias, y lo mismo pasó en sus vuelos desde Mérida a Isla Mujeres (lo que hoy es Cancún todavía no existía) así como a Cozumel y Chichen Itzá. Como golpe de suerte, en las mismas fechas estalló una huelga de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) contra la Cía. Mexicana de Aviación que todavía era parte de Pan Am.

Al siguiente año establecieron un circuito para volar a Palenque, Tuxtla Gutiérrez, Acapulco, Manzanillo y Guadalajara, pero en julio de ese año estalló una huelga de ASPA contra la empresa, acusándola de no establecer una jornada de trabajo diaria, no había prestaciones y no había descanso mínimo. Pero a decir de Barbachano Gómez Rul, en el fondo Mexicana de Aviación quería acabar con Aeromaya por el ruido que les hizo en el le península de Yucatán y el sureste del país. Finalmente firmaron un contrato colectivo pero este tardó 102 días, mientras tanto los comercios de Mérida organizaron un movimiento de apoyo a Aeromaya y en contra de Mexicana.

Para 1968 Aeromaya ofrecía 4 vuelos semanales a la Ciudad de México vía Campeche, así como vuelos cortos hacia Villahermosa, Ciudad del Carmen, Chetumal, Cozumel y Campeche. Pero justo cuando todo parecía ir viento en popa, ocurrió el secuestro de uno de sus aviones, cuando una mujer que quería huir del gobierno mexicano tras participar en el movimiento del 2 de octubre en Tlatelolco, y viajando con sus hijos de 12 años y un bebé, amenazó a la tripulación con una pistola.

El avión en cuestión cubría el vuelo 322 de México a Campeche-Chichen Itzá-Cozumel-Isla Mujeres, llevaba 17 pasajeros y 4 tripulantes, los dos pilotos y 2 sobrecargos. Unos minutos luego de despegar de Cozumel, la mujer de nacionalidad argentina y de nombre Judith Velázquez, amagó al piloto y lo obligó a desviar el avión a Cuba. Los pasajeros se enteraron cuando comenzaron a volar en círculos sobre Isla Mujeres y luego se enfilaron a Cuba. El avión estuvo 4 horas en La Habana antes de regresar a Mérida por la noche. Este fue el primer secuestro de un avión de bandera mexicana, con matrícula y tripulación mexicana.

Pero el 13 de mayo de 1969 Aeromaya cerró sus operaciones, la versión oficial es que la concesión fue revocada por irregularidades como no contar con manuales de adiestramiento para pilotos y mecánicos, así como una deuda con la empresa Hawker, fabricante de sus aviones, e incluso que no pagó sus permisos de operación.

Sin embargo, uno de los trabajadores del Aeropuerto de Mérida, Romeo Frías Bobadilla, quien escribió un libro titulado “En el Cráter Porteño”, dijo que Aeromaya siempre dio un buen servicio a sus pasajeros y fue una de las mejores aerolíneas que ha tenido el país. Y de hecho afirmó que su cierre fue por intereses políticos de empresas que querían acabar con ella porque cada vez crecía más, afectando sus intereses.

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Tal vez fueron ambas cosas, pero el punto es que, luego de un éxito importante y un fuerte impulso turístico a los atractivos turísticos de la península de Yucatán durante varios años, México perdió otra de sus aerolíneas para llegar al duopolio de Aeroméxico y Mexicana que dominó la industria aérea nacional los siguientes 30 años. Pero lo más importante, es que puso a Yucatán a la vista del mundo mucho antes de Cancún, la Riviera Maya y sus lujosos resorts de 5 estrellas.

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    By: Erick Haw Mayer

    Apasionado de la aviación y la industria automotriz de toda la vida, tiene una Licenciatura en Informática y un Postgrado en Comunicación y R.P. Aunque tiene experiencia en empresas del rubro automotriz y en Mexicana de Aviación, su vida profesional se ha dedicado más al periodismo especializado en todo tipo de medios impresos y electrónicos, incluyendo la revista Avión Revue de Latinoamérica.

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