¿Qué tan peligroso es el stress para el Piloto Aviador?

La respuesta definitivamente es un rotundo No, no es peligroso. El Stress clásicamente se ha asociado a una serie connotaciones negativas derivado de la falta de conocimiento de lo que representa en sí mismo.

El Stress está constituido por una serie de mecanismos fisiológicos encaminados a generar sistemas de adaptación para con ello obtener respuestas eficientes y rápidas ante amenazas o cambios en el entorno mediante redistribución del flujo sanguíneo así como liberación de neurotransmisores en el sistema nervioso capaz de generar respuestas rápidas ante estímulos tanto internos como externos así como cambios mentales agudos, eficientes y resolutivos.

Si por alguna razón los mecanismos de stress desaparecieran la supervivencia del ser Humano se vería menoscabada y la muerte sobrevendría en pocas semanas de manera inevitable.

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En aviación, mantener cierto grado de stress y con ello nuestros cinco sentidos en alerta y preparados ante eventualidades crea un ambiente que, en términos generales, la operación aérea se mantenga segura y eficiente y con ello el piloto permanecerá en un mecanismo de adaptación continua ante cambios.

Por el contrario, la ausencia total del stress en el piloto hace que caiga en la temible y peligrosa complacencia que ha sido causa de fatales accidentes, situación que en gran parte se ha presentado por la automatización de las aeronaves así como la sistematización de los procesos.

La otra cara de la moneda es el llamado “disstress” que es la el stress continuo, recurrente, superior a los mecanismos de equilibrio de nuestro organismo y mal manejado, o el Stress excesivo capaz de generar cambios fisiolópatológicos y emocionales negativos que más allá de generar cambios en procesos de adaptación generan mecanismos de supervivencia ante amenazas con respuestas de bloqueo o errores de juicio poniendo también en riesgo la operación.

Cómo en todo el justo medio de manejar un stress relativo durante el vuelo es un factor que contribuye a la seguridad para con ello no caer en la complacencia y por otro lado evitar el stress agotador que también puede ser sumamente peligroso.